El estrés es una constante, hoy por hoy. En mayor o menor medida, todos lo padecemos. Una de sus muchas repercusiones es el insomnio, que noche tras noche nos provoca malestar y desequilibrio físico y mental. Más allá de aprender a respirar o meditar, es importante entender que existen causas estructurales en nuestra forma de vivir contemporánea que son estresantes en sí mismas. Si no somos capaces de identificar eso, estamos condenados a pensar que “somos incapaces de sobrellevar la vida”, y la culpa y el sentido de inadecuación se sumarán a las variables que nos estresan.
En otras palabras: no hay nada malo en ti, no eres tú, es la sociedad actual. Diversos autores han analizado los factores estructurales de la vida contemporánea que contribuyen a este fenómeno, y a continuación te presentamos una síntesis de las principales causas que nos mantienen estresados.
Factores estructurales sociales que nos estresan
- Sociedad líquida: La sociedad actual se caracteriza por ser “líquida”, volátil. Está regida por una mayor incertidumbre y por la falta de estructuras sólidas institucionales (familia, religión, Estado, etc., que antes proveían certeza). Esto genera una enorme sensación de inseguridad y ansiedad.
- Individualismo: La sociedad actual exalta la individualidad y la responsabilidad personal. Nos impulsa a ser exitosos y nos hace pensar que el éxito que anhelamos depende por entero de nuestra dedicación y voluntad, lo cual es falso: las contradicciones del sistema dificultan el desarrollo individual. Esto genera una sensación de abatimiento e insuficiencia constante.
- Precariedad laboral: La flexibilidad laboral y la desregularización del mercado de trabajo nos deja en una situación de gran vulnerabilidad y genera múltiples ansiedades sobre el futuro.
- Hiperestimulación: La sociedad actual nos bombardea con información y nos sobreestimula, lo que genera una adicción a los estímulos constantes. Esto nos sobrecarga y dificulta nuestra capacidad de enfoque y de calma.
- Consumo como identidad: La presión por consumir para “ser alguien”, es abrumadora. Y por más que sea algo conocido, es difícil escapar de este mandato y nos sigue provocando mucha ansiedad no conseguirlo, porque además, nunca es suficiente. La búsqueda permanente de lo nuevo, es otro elemento en este renglón que abona al estrés y a la sensación de “quedarse atrás”.
- Era del vacío: En las últimas décadas se perdieron ciertos valores y creencias tradicionales que proveían arraigo social, lo que genera una falta de sentido y provoca todo tipo de ansiedades.
- Aceleración tecnológica: El ritmo acelerado del desarrollo tecnológico genera una sensación de obsolescencia permanente y una presión por tener que adaptarse constante, que resulta en sensación de vértigo y desorientación.
Factores estructurales en lo individual que nos estresan
- Relaciones superficiales: Las relaciones interpersonales, sobre todo a partir del peso que tienen las redes sociales, se han vuelto superficiales y efímeras. Sin vínculos profundos, es imposible sentirse sostenido.
- Cultura del narcisismo: La sociedad actual se caracteriza por un culto a la imagen y al yo. Esto puede generar una obsesión por la apariencia física y el éxito personal, y toda obsesión se convierte en fuente de estrés.
- Paradoja de la felicidad: Se nos promete felicidad si cumplimos con ciertos requisitos, y al mismo tiempo se crean nuevas necesidades y expectativas sociales. Es un ciclo sin fin. Esta paradoja crea desesperanza.
- Miedo a la vejez: La obsesión por lo inmediato y la exaltación de la juventud generan ansiedad por el paso del tiempo y rechazo hacia los procesos propios de la vida misma.
- Narcisismo y cultura de la exaltación: La centralidad del yo y la búsqueda de autoafirmación y de aprobación social, genera una autoestima frágil y una necesidad constante de reconocimiento que se traduce en dolor y estrés.

Imagen: Sydney Sims en Unsplash.com
Factores estructurales globales que nos estresan
- Amenazas globales: Estamos invadidos de miedos difusos e inciertos (inseguridad, desastres naturales por el cambio climático, pandemias, terrorismo, migración, guerras), lo cual aumenta la sensación de estar en peligro, y en consecuencia, del estrés.
- Desigualdad económica: La creciente desigualdad económica entre ricos y pobres genera una sensación de injusticia y frustración por la que mucha gente se siente afectada.
- Cisma existencial: El desarrollo de la inteligencia artificial y la biotecnología sin una regulación legal adecuada, nos enfrenta a preguntas sobre el futuro del mercado laboral y de la propia humanidad.
Es importante tomar conciencia de estos factores y buscar estrategias para reducir su impacto en nuestra salud mental. La práctica de técnicas de relajación, la búsqueda de ayuda profesional, fortalecer la espiritualidad y la participación en movimientos que busquen cambiar las estructuras que generan estrés, son algunas de las medidas que podemos tomar para mejorar nuestro bienestar.
Recomendaciones
- Cultivar relaciones sociales sólidas y significativas.
- Desarrollar hábitos saludables para el cuerpo y la mente.
- Mantener una actitud crítica ante la sociedad de consumo.
- Participar en actividades que fomenten la creatividad y el autoconocimiento.
- Comprometerse con la construcción de una sociedad más justa y sostenible.
Recuerda que el estrés es una respuesta normal del cuerpo a las situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico tiene un impacto negativo en la salud física y mental. Una de sus primeras consecuencias es el insomnio. Si el estrés está afectando tu vida de manera significativa, busca ayuda profesional.
Si quieres ahondar más en este tema, te aconsejamos empezar por leer, ver o escuchar a Zygmunt Bauman, a Gilles Lipovetsky o a Yuval Noah Harari.