Dormir menos de siete horas puede conducir al aumento de peso y a dificultades para adelgazar y mantenerse, según apuntan varias investigaciones.
Un estudio reciente realizado por la Universidad James Cook de Australia aseguró que las personas que duermen mal tienen más probabilidad de ser obesas. En un monitoreo entre 13 mil participantes los científicos a cargo de la investigación encontraron que el 43 por ciento de las personas con sobrepeso decía tener mala calidad del sueño (definida como descansar menos de siete horas o más de nueve horas), comparadas con el 32 por ciento de las que tenían un peso saludable. La mala calidad de sueño entre los adultos obesos era de un 36 por ciento.
Los investigadores indicaron que la poca duración del sueño y su mala calidad exacerba el riesgo de engordar, ya que disminuye el nivel de la hormona leptina (que reduce el apetito) e incrementa los niveles de hormona grelina (que lo aumenta).
Estudios anteriores ya habían mostrado que el sueño de mala calidad incrementa el riesgo de alta presión arterial, alto colesterol y de depósitos de grasa en las arterias. No dormir suficiente también está relacionado con riesgo de diabetes, inflamación y enfermedades coronarias.
Por otro lado, nuevas pruebas recientes de la Universidad de Copenhagen presentadas en el European Congress on Obesity sugirieron que mejores y más largos patrones de descanso ayudan a mantener la pérdida de peso. Los científicos creen que esta mala calidad de descanso es un factor que contribuye a ganar peso nuevamente, luego de haber adelgazado.
Mal sueño, efecto rebote
En el estudio presentado en el congreso europeo, 195 adultos obesos con edades de 18 a 65 años siguieron una dieta muy baja en calorías (800 calorías por día) por ocho semanas y perdieron en promedio 12 por ciento de su peso. Luego fueron monitoreados durante un año.
Aquellos que habían dormido menos de seis horas cada noche presentaron, en promedio, un aumento de su Índice de Masa Corporal (IMC) de 1.3 puntos luego de un año, comparado con aquellos que dormían más de seis horas.
De forma similar, el Índice de Masa Corporal de aquellos con sueño pobre (por ejemplo, con interrupciones) se incrementó 1.2 luego de un año, comparado con aquellos que tuvieron descanso de buena calidad.
Aunque este fue un estudio observacional, es decir, no prueba que el mal sueño sea la causa de los cambios en el peso, se sugiere que es muy probable que contribuya a dichos cambios.
El estudio danés también mostró que realizar dos horas de ejercicio vigoroso a la semana puede ayudar a mantener una mejor calidad de sueño (y al mismo tiempo o como consecuencia mantenerse en un peso saludable).
Otras investigaciones previas de la Universidad de Chicago, confirmaron que la privación del sueño altera el metabolismo de la glucosa y distorsiona el buen funcionamiento del metabolismo. También crea un desequilibrio hormonal que promueve el exceso de consumo de alimentos, ya que aumenta los antojos, la sensación de hambre y la tendencia de elegir comidas con más calorías. La falta de sueño está asociada a la deficiencia de hormona del crecimiento y al aumento de cortisol, ambas sustancias relacionadas con la obesidad.
Dado el continuo incremento global del sobrepeso y la obesidad, estos datos son cruciales, tanto en una perspectiva de salud pública como de cuidado individual.
En México según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 (Ensanut) el 72.4% de los adultos mayores de 20 años presentan obesidad o sobrepeso. En la búsqueda de un peso saludable no sólo hay que tener en cuenta los hábitos alimenticios sino los hábitos de sueño. Si quieres aprender a dormir mejor aquí puedes leer ¿Qué es dormir bien? y Cómo la higiene del sueño mejora tu calidad de vida.