El secreto de la siesta perfecta

Un break a mitad del día puede traer beneficios notables. Pero no cualquier siesta trae ventajas.

El secreto de la siesta perfecta

Un break a mitad del día puede traer beneficios notables. Pero no cualquier siesta trae ventajas.

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Los últimos estudios científicos indican que la cantidad de minutos y hasta el lugar elegido para dormir hacen la diferencia entre una buena siesta y una mala siesta. Un estudio griego mostró que dormir media hora de siesta al menos tres veces a la semana disminuye el riesgo de ataques cardíacos en 37 por ciento, mientras que otro similar, realizado por la NASA, indicó que 26 minutos de coyotito podrían mejorar el rendimiento en un 38 por ciento. Dormir una siesta también puede servir para complementar el tiempo necesario de sueño saludable, si por alguna razón no se puede dormir por la noche las horas necesarias.

Las siestas están asociadas con la buena vida (incluso se ha mencionado como una de las costumbres favoritas de las llamadas Zonas Azules, esas regiones del mundo en las que muchas personas son extraordinariamente longevas). Sin embargo, los expertos advierten que no todos los descansos durante el día son buenos. Algunos pueden ser excesivos y resultar perjudiciales. A continuación te decimos lo que se sabe hasta el momento.

Menos es más: la siesta, mejor corta

Una revisión publicada en el Sleep Medicine Reviews asegura que un break de sueño de 20 minutos puede incidir de modo benéfico en el estado de alerta de los jóvenes, sin afectar el descanso por la noche. Otra investigación realizada en China y publicada en el British Medical Journal relaciona la costumbre de la siesta de alrededor de media hora de las personas mayores con una mejor función cognitiva, niveles reducidos de presión arterial y disminución de la hipertensión. Sin embargo, en la tercera edad, siestas de más de media hora sí podrían causar dificultad para conciliar el sueño nocturno y otros problemas de salud. Todo indica que no habría que pasarse de los 30 minutos de siesta para recoger sus buenos efectos. Otro monitoreo dado a conocer en Neurology, llevado a cabo por la Academia Estadounidense de Neurología, encontró un vínculo entre las siestas de más de 60 minutos y el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares (el peligro era 88 por ciento mayor que el de quienes no dormían siestas largas).

A las siestas largas les va mal en los estudios

En mujeres que ya habían pasado la menopausia se halló una probabilidad hasta de 74 por ciento mayor de desarrollar diabetes en quienes dormían más de media hora de siesta. Por otra parte, la revista Obesity señaló en otro estudio que el riesgo de sobrepeso y obesidad sube hasta 23 por ciento en los individuos que descansan más de 30 minutos a mitad del día. Esta investigación se realizó en España con 3,300 participantes, y encontró también un aumento de 40 por ciento de síndrome metabólico en aquellos que dormían siestas más extensas.

Los científicos creen que estos resultados ocurren porque un tiempo mayor de sueño en horas no nocturnas altera el ritmo circadiano, lo que desencadena desequilibrios fisiológicos diversos. Cuanto más estemos acoplados al ciclo luz-oscuridad, vigilia-sueño, más sanos estaremos. Las personas que suelen dormir mucho durante el día a menudo tienen vidas más desordenadas, por ejemplo, retrasan sus horas de la comida. En este sentido, el horario elegido para una buena siesta es cuanto más temprano, mejor. La idea es que ocurra lo más cerca del mediodía posible.

Otro dato a tener en cuenta es que el lugar elegido para dormir la siesta puede ayudar a que ésta sea saludable. Las investigaciones apuntan a que es mejor no irse a la cama por la tarde y elegir para el descanso el sofá, para que no “se alargue” y se obtenga un sueño ligero y restaurador.

Si quieres saber más sobre el tiempo perfecto para dormir la siesta y sus ventajas, puedes revisar estudios aquí, aquí y aquí.

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